ALEGRÍA, RESPONSABILIDAD Y RESPETO

Soy tutor de 34 adolescentes del segundo grado de secundaria en el colegio Libertador San Martín de San Borja de Lima-Perú. 14 mujeres y 20 varones; con ellos comparto cada día experiencias diversas en aras de su formación integral. Estamos en el segundo año de este encargo maravilloso que me hace la dirección del colegio, de moldear el espíritu de estos jóvenes inquietos por naturaleza para lograr que ellos sencillamente se conviertan a futuro verdaderas personas de bien con valores interiorizados a los que se denomina virtudes y con capacidades cognitivas para que puedan desenvolverse con solvencia en un mundo complejo en el que les ha tocado vivir.

Terminado el primer bimestre del año escolar, hemos hecho un balance de los logros obtenidos. Ellos han comprendido que necesitamos hacer ajustes diversos a fin de mejorar los resultados del rendimiento académico así como su comportamiento. Entonces nos hemos comprometido a cumplir tres propósitos   para este segundo bimestre:

  • Asistir      al colegio con “alegría”
  • Cumplir      el rol de estudiantes con “responsabilidad”
  • Interactuar      dentro y fuera del colegio con “respeto”

Cuando reiniciadas las clases del segundo bimestre les hablé de estos tres propósitos, pude notar en sus rostros diferentes expresiones, algunos de sorpresa e incógnita y otros de satisfacción, evidentemente en la medida que les explicaba el significado de cada una de estas propuestas, los rostros se fueron uniformizando a un estado de satisfacción.

Entendamos en principio que cuando una persona realiza un trabajo con alegría los resultados siempre serán satisfactorios generando además placer y satisfacción personal. San Josemaría Escribá de Balaguer nos dice en su libro “Trabajo de Dios”: el trabajo de cada uno, esa labor que ocupa nuestras jornadas y energías, ha de ser una ofrenda digna para el Creador, operatio dei, trabajo de Dios para Dios; en una palabra, un quehacer cumplido impecable. Por ello todo trabajo que realizamos debe ser siempre de la mejor calidad.

Si la alegría para realizar nuestro trabajo de estudiar viene acompañada con la responsabilidad que engloba muchas acciones como ser puntual, ordenado, cumplir con las obligaciones en casa y en el colegio, estudiar con dedicación y esmero; entonces, los resultados se traducirán en buenos calificativos, aprecio de los padres y profesores contagiando y ampliando la alegría al hogar.

Finalmente si asistimos al colegio con alegría y responsabilidad,  respetando las reglas internas de la institución, a los compañeros, a los padres y profesores, entonces habremos ganado el premio mayor frente a la familia y a todo el entorno social, dejando principalmente el buen ejemplo para quienes aun no se integran a estas tres propuestas con las que cambiará significativamente nuestro presente y futuro inmediato para la  felicidad personal y familiar.

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