LA GARRA DE MIS QUERIDOS MUCHANCHINES

DSC_0128Soy tutor y profesor de matemática de un grupo mixto de adolescentes en el LSM de San Borja-Lima-Perú. Con ellos comparto mis actividades educativas cada día, desde cuando ingresaron a la secundaria; ahora están concluyendo su último año, de tal manera que están a escasas semanas para ser ex alumnos. Mis muchanchines, como los llamo con cariño, a estas alturas de su recorrido como estudiantes, son inquietos, sobre todo los varones; un tanto relajados y juguetones. En ocasiones diversas se comportan como niñitos con sus bromas y forma de actuar. Están en plena adolescencia y por ello la mayoría cree que saben mucho o lo suficiente para ya no estudiar, piensan además que saben más que los padres, incluso más que los profesores, y son ellos los que siempre tienen la razón, en caso contrario utilizan su palabra clave: “no es justo”. Algunos o algunas ya asisten a academias preuniversitarias; y dentro de su inmadurez natural, manifiestan que en el colegio no enseñan nada; olvidándose que todo lo nuevo que puedan aprender en la academia o en la universidad es y será gracias al colegio que les puso las bases necesarias (algún día lo reconocerán). Algunos creen en Dios a través de diferentes religiones y también hay de los que no creen. Su supuesta inmensa “sabiduría” les hace creer que ellos sólo creen en lo que ven. Mis muchanchines son de los que no les gusta cumplir reglas y también son de los que les gusta mucho la palabra “me olvidé” cuando se les pide la tarea o un encargo que se les dejó un día o semana anterior. Así son mis queridos muchanchines a quienes los quiero y por supuesto que los voy a extrañar, como extraño a quienes estuvieron un tiempo en este grupo y que por diversas razones ya no están con nosotros.

En el aniversario del colegio Libertador San Martín (LSM), es tradición el concurso de danza entre diferentes categorías de los distintos grados. Ganar en el Festidanza es todo un orgullo para los sanmartinianos. En los 4 años anteriores no nos dieron el triunfo a pesar que la participación de mis muchanchines fue tan destacada que para un observador común y corriente éramos los ganadores. Este hecho causó frustración y tristeza en ellos. En este último año tenían que ensayar mucho para lograr el triunfo, pues era nuestra última oportunidad; sin embargo, los varones no ponían las ganas en los ensayos a pesar que la fecha del concurso se acercaba. Finalmente llegó el gran día: sábado 12 de setiembre. Mis nervios y preocupación así como de los propios padres se calmaron cuando la alumna Rossanita que perteneció a este grupo y se trasladó a la ciudad de Abancay, nos anuncia su llegada junto a sus padres, para brindarnos su apoyo. Qué gesto tan noble de la familia Velásquez León. Así mismo, el día del concurso tuvimos la presencia de los estudiantes que ya no están en la promoción, unidos como siempre para alentar a los danzantes. Me alegró mucho volverlos a ver porque los considero parte de nosotros. Y salieron mis muchanchines con sus vestimentas típicas del Departamento de Apurímac. Bailaron como nunca, ellos con toda su vitalidad y ellas derrochando dulzura y simpatía. La espera de los resultados fue muy tensa. Todos abrazados en un solo equipo, padres, alumnos y su tutor explotamos en un grito enorme al saber que fuimos los ganadores. El triunfo fue contundente y total: Ganamos además en el Mural con la exposición de Rossanita; ganamos en el plato típico con los insumos traídos desde Abancay por la familia Velásquez León. El Comité de aula y todos los padres merecen una felicitación aparte. Gracias mis queridos muchanchines porque al sacar la garra ganamos, y me regalaron la alegría más grande hasta las lágrimas que jamás olvidaré.

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