DE LAS EXPERIENCIAS SE DEBE APRENDER

Está demostrado que el mejor aprendizaje se genera con nuestras propias caídas y/o fracasos. El fenómeno de “El Niño Costero” que este año afectó de manera extrema como nunca antes a nuestro querido Perú, nos debe dejar grandes lecciones en varios aspectos, alguna de las cuales les corresponde al gobierno central, gobiernos regionales y locales; otras en cambio a todos los peruanos.  En el caso de los gobiernos Central, regionales y locales, más que una lección, ha sido el descubrimiento de irresponsabilidades, y falta de prevención e inversión por razones que todos conocemos de nuestros políticos: “corrupción”. Esperemos que haya una profunda investigación al respecto, aunque me imagino que todo terminará en nada; pero, habrá otro momento para escribir ampliamente al respecto.

Esta vez me voy a referir a las enseñanzas que nos debe dejar el fenómeno de El Niño Costero a todos nosotros. La principal debe ser la de valorar de verdad al líquido vital: “El agua potable”. Lima es una de las ciudades más grandes del mundo; su crecimiento vertiginoso es responsabilidad de los políticos que llegaron al poder en distintas oportunidades, quienes por unos votos más permitieron que la Capital del Perú sobrepase los 10 millones de habitantes. Cuando inicié mi carrera docente, tuve la oportunidad de trabajar en el colegio nacional “Carlos Gutiérrez Merino” de Ancón.  Iba dos veces a la semana a dictar mis clases de Física. El viaje en aquellos tiempos era placentero, sin mucho tráfico y me deleitaba el verdor de los sembrados de caña de azúcar y otros productos a uno y otro lado de la panamericana norte, que se extendía desde la actual infraestructura de la Municipalidad de San Martín de Porres hasta el final del pequeño poblado de Zapallal, pasando lógicamente por el distrito de Puente Piedra. Hace pocos días regresé a Ancón después de aproximadamente 20 años y pude contemplar con preocupación que desde la salida de Lima hasta El Balneario de Ancón está totalmente poblado. Las casas se extienden por ambos lados de la panamericana no solo hasta las faldas de los cerros; llegan hasta la cima de los mismos. Pensaba entonces, ¿qué pasaría si en estos tiempos el agua se agotara?; y sólo estoy describiendo el norte de nuestra ciudad, ya que hay que sumar el sur, y el Este que de igual forma están superpoblados. Es realmente preocupante. Entonces, a raíz de la escases del agua que nunca antes había ocurrido en nuestra gran capital nos debe dejar la lección de  cuidarlo, haciendo campañas para evitar su desperdicio. Necesitamos impulsar en los hogares y en las escuelas  la cultura de cuidar y valorar el agua, evitando su mal uso; eduquemos a los niños y adolescentes a no botar basura a los ríos los mismos que aparte de contaminar el agua no permiten que ingrese a los reservorios de la Atarjea. La falta de agua que hubo a raíz de los huaicos y la crecida de los ríos en Lima nos da un timbre de alerta y preocupación; pocas veces se han visto  colas inmensas en los parques o en los repartidores de agua no solo en los barrios marginales, sino también en el corazón de los distritos de Miraflores, Surco, San Borja, entre otros. Más que malestar en la población, ha creado miedo en muchos hogares. Pregunto: ¿Qué pasaría si Lima entera se quedara unos días sin agua?. Definitivamente se apoderaría el pánico en la población con efectos realmente impredecibles. La gran lección del Fenómeno de El niño Costero: “Cuidemos el agua y no ensuciemos los ríos”.

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