TE AMO MADRE QUERIDA

El sábado 10 del presente, antes de llevar a mi querida madre a su última morada, hubo una misa de cuerpo presente en la Iglesia Sagrado Corazón de María (Pueblo Libre). Celebró la Santa Misa mi primo hermano, el Padre Jesús, quien durante la homilía resaltó con mucho cariño muchos recuerdos a cerca de mi madre.Al finalizar la misa, El Padre Jesús pidió que alguien dirigiera unas palabras a la familia y amigos de la familia que llenaban el templo. Sin dudarlo y haciendo un esfuerzo grande para no quebrarme porque el dolor me envolvía, subí al costado del Altar para darle el último adiós a mi querida madre a quien me referí en todo momento por su nombre: “Juanita”. Voy a recordar aquellas palabras dedicadas con amor a mi querida madre.

Juanita se casó muy joven, solo tenía 16 años y en el trayecto de su vida de casada llegó a tener 9 hijos. Mi segunda hermanita falleció a los  pocos meses de haber nacido; entonces, Juanita crió, formó y educó junto a mi querido padre Panchito a 8 hijos. La casa era un lugar de abundante felicidad y alegría porque aparte de los 8 hermanos siempre teníamos viviendo con nosotros 2 o más primos que Juanita los cobijaba también como hijos. Recuerdo que la mesa del comedor era grande porque diariamente estábamos alrededor de ella en el desayuno, el almuerzo, el lonche y la cena, los 8 hermanos, mi padre y los primos. Juanita entonces preparaba los alimentos diarios para un promedio de 12 o más personas  ¡Qué tal fortaleza de Juanita!

Mi papito Panchito era un mil oficios, aparte de tener un empleo, hacía en casa de sastre, zapatero, peluquero, electricista y muchos oficios más, y Juanita no se quedaba atrás; aparte de ser una extraordinaria cocinera, era también costurera, tejedora, lavandera, panadera. Era una alegría   para mí, cuando la miraba y admiraba haciendo el pan en nuestro horno con leña. Me encantaba verla amasar la harina con mucha habilidad, admiraba esas manos benditas cuando con mucha agilidad cortaba y doblaba las bolas de masa para crear infinidad de figuras para el pan. La energía de Juanita era inagotable. Por otro lado, Juanita era una extraordinaria amazona; dominaba muy bien a los caballos con los cuales se desplazaba en las chacras en época de siembra y cosecha para luego traer a Lima sus productos fruto de su esfuerzo y dejar en cada una de las casas de sus hijos, hermanos y sobrinos. Su generosidad fue extremadamente grande.

Ayer y hoy sus hijos hemos sabido valorar todo lo que Juanita ha hecho por nosotros. Pero lo que más agradezco a Juanita es por la formación moral y religiosa que forjó durante toda su vida en nosotros. Juanita nos enseñó a rezar y a creer en Dios; y junto a mi papito Panchito nos formaron y educaron para ser personas de bien; responsables, honestas y humanas, y sus consejos nunca cesaron hasta sus últimos días.

La vida de Juanita fue demasiada sacrificada, llena de trabajo permanente. Juanita no descansaba ni tenía vacaciones, esperando que sus hijos llegaran a tener una profesión. Los años pasaron, los hijos alcanzamos una profesión y Juanita al fin, disfrutó de viajes,  y todo tipo de recompensas de parte de sus hijos. Posteriormente, pude ver como si fuera en cámara lenta, blanquear su cabellera, llenarse de surcos su hermoso rostro y sus manitas, esas manos benditas de mi madre que siempre las llenamos su hijos de besos y caricias hasta su final.

Hace 4 años, y a raíz de una fuerte impresión ella sufrió un infarto cerebral y perdió el movimiento de medio cuerpo convirtiéndose a partir de ese momento en una persona totalmente dependiente; es entonces cuando junto a mis hermanos redoblamos esfuerzos para darle calidad de vida, y más que eso, mucho amor. Juanita, madre de 6 hijos (los que aún estamos con vida) pasó a ser hija de 2 papás y de 4 mamás. Allí volcamos toda nuestra gratitud para nuestra engreída, sumándose en todo ese tiempo el abundante cariño de los nietos, nietas y toda la menudencia como ella misma las llamaba a las bis nietas. Desde hace unos meses atrás comenzó a apagarse lentamente hasta que llegó el día que se fue para siempre; el Señor la tenga en su Gloria. Toda la familia siente profundo dolor por su partida, pero tenemos tranquilidad en medio de ese dolor, porque Juanita recibió honores, gratitud, y abundante amor en vida, y es el mensaje que dejo para todos: “A los padres, todo en vida, nada después de muertos”.

Descansa en paz mi querida y dulce mamá Juanita.

 

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