ME RINDO…

E n una clase de matemática, mientras orientaba a mis alumnos en el desarrollo de ciertos problemas, escuché de pronto la voz derrotada y melancólica de uno de ellos pronunciando esta expresión desalentadora: ..“Me rindo”. Cuando me acerqué a él, me di con la sorpresa que efectivamente había puesto el lapicero en la carpeta dejando de hacer el mínimo intento en busca de la respuesta. Lo curioso es que ni siquiera estaba rindiendo un examen, estaba en un trabajo de apoyo académico donde ofrezco incondicionalmente mi orientación a cualquier pregunta o inquietud. Este hecho me motiva decirles a quienes fácilmente se rinden, que no es posible que abandonen un problema o proyecto sin antes haber luchado por resolverlo o lograrlo. Siempre he manifestado que la mayor parte de los adolescentes de ahora sólo viven y disfrutan de su comodidad, les cuesta mucho hacer el esfuerzo de estudiar y profundizar sus conocimientos, pareciera que están impedidos para lograr metas a corto, mediano y largo plazo; no valoran el don de la vida, la salud y su integridad física. Deberían darse cuenta que a diferencia de muchas otras personas, entre ellas por ejemplo los minusválidos, ustedes se encuentran en condiciones envidiables; cuántos estudiantes quisieran estar en su lugar, principalmente de quienes estudian en colegios privados, con padres que les brindan educación, alimentación y buena salud. La comodidad y el ocio desmedido parece ser la bandera de aquellos que se rinden tan fácilmente; a ellos les recuerdo que hace poco pasó por el Perú el australiano Nick Vujicic, una persona a quien le faltan ambos brazos desde los hombros y las extremidades inferiores. Sólo tiene un pequeño pie con dos dedos protuberando de su muslo izquierdo; sin embargo recorre el mundo motivando e inspirando a las personas minusválidas. Nick tuvo momentos difíciles en su infancia y adolescencia llegando a intentar el suicidio, no es para menos, pero cuando se dio cuenta que su vida era un milagro, empezó a dar charlas a su grupo de oración a partir de los 17 años. Nick luego se graduó en la universidad a los 21 años, especializándose en Contabilidad y Planificación Financiera. Hoy recorre el mundo entero hablando sobre el miedo, el rechazo, la depresión, el sufrimiento; en conclusión, es un hombre que ama la vida y no se rinde. Con este gran ejemplo, espero que mis alumnos valoren lo que tienen y que jamás se rindan ante situaciones adversas y menos aún para aprender matemática.

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