LA ESTAFA DE MIS PROPIOS ALUMNOS

Cuento con mucha pena dos anécdotas en la que fui estafado por dos malas personas quienes fueron mis alumnos en distintas épocas y con quienes compartí una buena amistad y de paso les di mucho afecto durante su etapa estudiantil.

CASO I.- Desde enero de 1978, el gobierno peruano aprobó el estándar estadounidense NTSC, hecho que llevó a los canales a iniciar sus emisiones en color. Antes la transmisión sólo era en blanco y negro; sin embargo, recién en octubre de 1979, las tiendas anuncian la venta de televisores a color. Empero, muchos ya disfrutaban de la televisión a color con televisores que traían de los Estados Unidos o adquiridos mediante el contrabando.

En mi último año de estudios para adquirir el título de profesor de matemática en 1970, hacía mis prácticas docentes en el colegio de Aplicación del IPN del turno noche. Allí conocí al estudiante de apellido Velazco, Era el delegado del aula, un estudiante muy educado y estudioso. Admito que llegué a apreciarlo por su manera de ser y su respeto hacia mi persona. Ese año terminó su 5to de secundaria. Pasaron 2 años y me ubicó en el colegio César Vallejo donde laboraba. Me alegró su visita y más aún escucharlo contarme sus éxitos en sus estudios universitarios. De allí en adelante sus visitas eran más frecuentes y siempre se aparecía a la hora del refrigerio donde conversábamos de temas de actualidad cosa que le agradaba y me decía que aprendía mucho de mí. La frecuencia de sus visitas se iba alejando poco a poco y luego a partir de 1975 desapareció.

En mayo de 1979 aparece nuevamente mi “buen amigo” y exalumno Velazco; me alegró su visita, ese día conversamos bastante, y luego, muy hábilmente me fue conduciendo a su gran plan de estafa, donde yo mismo contribuí con las preguntas que le hice. Mi primera pregunta fue ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Por qué me visitas luego de muchos años? Él me responde: Estoy trabajando en la Aduana profesor, tengo el cargo de “Vista” -era la primera vez que escuchaba de ese cargo en la aduana – y me va muy bien, concluyó. Mi siguiente pregunta fue: ¿Ya estarán llegando los televisores a color? Y me responde: Sí profesor, precisamente mañana saco un televisor a color de 23 pulgadas marca Sony; ¿usted no desea? Si, pero deben estar muy caros. No profesor nosotros los que trabajamos allí, tenemos precio especial, nos cuesta sólo 15 mil soles, su precio real es 24 mil soles (antes de la devaluación de Fujimori). Le dije entonces que para mañana haré lo posible de conseguir el dinero y ¿Dónde te veo? ¿Me voy a la aduana del Callao? -le dije – no profesor nos encontramos en la plaza Dos de Mayo a las 6 pm. De acuerdo, y nos despedimos.

Al día siguiente nos encontramos puntualmente y enrumbamos al Callao y me sentía contento porque tendría mi primer televisor a color. En el camino me contaba con total tranquilidad todas las anécdotas de su trabajo evitando que se me ocurra alguna sospecha, incluso me pidió por favor que lo traslade de retorno con mi automóvil porque también iba a sacar un equipo de sonido Pioneer para su mamá. Efectivamente eso me dio más confianza sobre la transacción que en unos minutos estaría por hacer.

Yo no conocía el local de la Aduana, él me dijo que me estacionara frente al Real Felipe y abriendo la puerta de mi auto bajó rápidamente sin pedirme el dinero, lo cual reforzó mucho más mi confianza, pero de inmediato fui yo mismo que lo llamé y le dije toma el dinero para que pagues por el televisor. Él me recibió el dinero y sin verificar el monto me dijo, está bien profesor, no me demoro. Pasaron 20, 40 minutos, una hora y recién comencé a preocuparme, no por mí, sino por él pensando que algo le habría pasado. Jamás podría imaginar que una persona quien fue mi alumno aplicado y respetuoso me iba a estafar. Luego de dos horas de espera, tuve que retornar a casa donde me esperaban ansiosos por el televisor a colores. Estuve seguro que Velazco iría al colegio al día siguiente para darme sus explicaciones, pero nunca llegó. Recién me comencé a preocupar y una noche fui al colegio donde estudió a pedir informe de su domicilio. Le dije a la secretaria quien me conocía que me diera la dirección del alumno Velazco de la promoción 1970. Antes que le de las razones, la secretaria apenada me dijo: ¡también usted ha sido estafado profesor!; aquí ha hecho lo propio con tres profesores que eran muy amigos con él.

Qué gran desilusión y rabia que sentí en esos momentos, era increíble que este “buen amigo” y exalumno haya estafado a su profesor. Desde entonces nunca más lo volví a ver.

CASO II.- Soy director fundador de la primera Academia de Matemática en San Borja. Cada verano se apertura un Ciclo de repaso y avance para los estudiantes de Lima y Provincias. Enseñamos los cursos de ciencias para los tres niveles, primaria, secundaria y universitaria. 6 semanas de actividad intensa y entretenida hace del CEMAT una academia atractiva y eficiente. Muchos padres de familia acuden desde diciembre a inscribir a sus hijos para el Ciclo de Verano. Me llena de emoción cuando madres que han estudiado sus vacacionales en el CEMAT acuden a la academia para que sus hijos hagan su curso de matemática, física y química.

Un día llega una de mis exalumnas de quien fui su tutor durante toda la secundaria en el LSM de San Borja para inscribir a sus hijos, pero me dice que al inicio de clases me pagaría la matrícula. Con mucho gusto le digo y acepté la inscripción. Llegó el inicio de clases y no cumplió con lo que me dijo, pero tampoco le toqué el tema, al fin de cuentas era mi exalumna y que se demore una o dos semanas no me preocupaba. Llegó el final del Ciclo y no asistió a la ceremonia de clausura a pesar de nuestra invitación; entonces, ordené a la administradora para que la llamé por teléfono y recordarle que tenía que cancelar su deuda y le respondió que en una semana se acercaba. Pasó una, dos semanas y nada. Entonces personalmente la llamé y se disculpó y me dijo que al día siguiente cancelaría su deuda, pasó uno, dos, tres días y nada. Nuevamente intento comunicarme con ella y ya no respondía. Le escribí por las redes sociales y no me respondía, hasta que luego veo que me había bloqueado en las redes y en el celular. Pasó uno, dos, tres años y hasta el día de hoy nunca canceló su deuda de más de 400 soles. La señora K Castro , antes mi querida alumna y pupila de la secundaria, hoy una madre de familia que le llegó a estafar cínicamente a nada menos que su profesor y tutor de su promoción del LSM ¿Puede haber gente tan sinvergüenza? La verdad no lo llego a entender.

Hay un CASO III, se trata ya no de un alumno, si no de un padre de familia. Lo dejo para la siguiente publicación.

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